¿Quién es Donald J Drumpf y por qué genera tanta controversia en EE.UU.?
Tiene un breve perfil en Wikipedia y su propia cuenta de Twitter. Genera tanto interés que llegó a sobrepasar a los senadores Marco Rubio y Ted Cruz en las búsquedas de Google durante el Supermartes. Hay productos de mercadeo que promocionan su nombre.
Pero no existe.
Donald J Drumpf es un personaje creado a partir de un monólogo del humorista británico John Oliver que se emitió el pasado 28 de febrero en su programa Last Week Tonight del canal estadounidense HBO.
La intervención de Oliver, de 22 minutos de duración, fue un discurso despiadado sobre el magnate y precandidato republicano Donald Trump que se hizo viral en redes sociales.
Sin embargo, se puede volver en su contra y terminar favoreciendo al aspirante a la nominación republicana para las elecciones presidenciales de EE.UU. del próximo 8 de noviembre.
Feroz crítica a Trump
Tras ofrecer imágenes de partidarios de Trump que hablan sobre su sinceridad, fortaleza, independencia financiera y acierto en los negocios, un vehemente Oliver desgrana los motivos por los que, en su opinión, los defensores de Trump están equivocados.
En la parte final del monólogo, el presentador insta a los oponentes de Trump a llamarlo por el apellido de sus ancestros, Drumpf, por considerar que es "mucho menos mágico".
El comediante hace bromas sobre cómo suena Drumpf y concluye promoviendo el hashtag #MakeDonaldDrumpfAgain ("Hagan a Donald Drumpf de nuevo", juego de palabras con el lema de campaña de Trump, Make America Great Again).
Gran popularidad en internet
La ocurrencia de Oliver, emitida dos días antes del Supermartes, se viralizó en internet e hizo que "Donald Drumpf" fuera el segundo "candidato" más buscado en Google ese día, por detrás de Donald Trump y por delante de Marco Rubio y Ted Cruz.
La página de internet Wikipedia publicó un perfil del supuesto personaje.
Y la red social Twitter cuenta ya con el usuario @realDonalDrumpf que consiguió miles de seguidores en unos días.
También existe la página web donaldjdrumpf.com en la que se venden gorras con el lema "Make Donald Drumpf Again" por US$17.50.
¿De dónde viene Drumpf?
No se sabe con certeza el momento en que los Drumpf empezaron a llamarse Trump.
La escritora y biógrafa Gwenda Blair, autora del libro The Trumps: Three Generations That Built An Empire ("Los Trump: tres generaciones que construyeron un imperio", del año 2000), se remonta a 1600 para hablar de la familia Drumpf, productores de vino originarios de la localidad alemana de Kallstad.
Es difícil imaginar un apellido más afortunado que Trump para tener en el mundo de los negocios".
En su obra, Blair explica que la familia cambió su apellido a Trump en el siglo XVII.
El propio Trump lo menciona en su libro de 2004 Trump: Think Like a Billionaire("Trump: pensar como un multimillonario").
"Se ha escrito mucho sobre mi familia. Una escritora de nombre Gwenda Blair invirtió 12 años en la biografía The Trumps. Rastreó nuestra familia hasta 1608, cuando un abogado alemán de nombre Hanns Drumpf se asentó en Kallstadt, 60 kilómetros al oeste del río Rin.
"Según Blair, uno de mis ancestros, viticultor, cambió el nombre de la familia a Trump a finales del siglo XVII –una buena decisión, creo yo, ya que Drumpf Tower no suena tan atractivo", escribió el magnate.
Otros datan el cambio de apellido unos siglos después, a finales del XIX.
Cuentan que el abuelo paterno de Trump, Friedrich Drumpf, llegó a Nueva York desde Alemania en 1885 y fue quien cambió su nombre a Frederick Trump al naturalizarse estadounidense pocos años después para eludir los prejuicios.
En cualquier caso, ni Donald Trump ni su padre se apellidaron nunca Drumpf.
Revés contra Oliver
Conforme pasan los días, la broma de Oliver se va haciendo más seria y comienzan a oírse voces que, sin defender a Trump, critican con firmeza las palabras del presentador.
Si bien reconocen la intención de Oliver de hacer mella en la marca Trump,consideran que los argumentos del humorista rozan la xenofobia y se alinean con el sentimiento antiinmigrante de Trump.
"Me gusta el trabajo de John Oliver para intentar deshacer la perversa magia de la marca Trump. Pero una de las cosas más aterradoras de Trump es lo que dice sobre la inmigración", escribió este jueves Jonathan Beecher en la publicaciónDecider.
Beecher recordó el caso de la gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, de padres sijs, a quien sus detractores llaman Nimrata para desacreditarla.
"La idea de que puedes señalar a alguien que se hace llamar Nikki o Trump llamándolos Nimrata o Drumpf sugiere que modificar tu nombre para hacerlo más sencillo para otras persona es un acto vergonzoso o un engaño.
"Esto estigmatiza a los inmigrantes al igual que hacen las palabras de Trump", añadió Beecher.
La periodista S.I. Rosenbaum se expresó en la misma línea en el diario The Washington Post.
"Oponerse a Trump no debería significar unirse a él en un concurso para ver quién puede caer más bajo en los impulsos nacionalistas más feos".
"Tenemos una larga historia de este tipo de reacciones en nuestro país de inmigrantes: denigrar nombres que suenan extranjeros para insinuar que el objeto de las críticas no es realmente estadounidense", lamentó Rosenbaum.
No es inusual
Otros alegan que el caso de la familia Trump no es de lejos el único en que alguien decide cambiar su apellido para que suene mejor en inglés o resulte más sencillo.
El destacado presentador Jon Stewart, cuyo Daily Show fue de alguna manera padrino del programa de Oliver, se llamaba Jonathan Stuart Leibowitz. El cambio, por cierto, fue criticado por Trump en el pasado.
También entre los políticos hay casos renombrados como los expresidentes Bill Clinton (William Jefferson Blythe III) y Gerald Ford (Leslie Lynch King Jr).
En el caso de Trump, es un apellido particularmente valioso para su marca, con expresiones en inglés como trump card o trump hand que indican tener ventaja en un juego de naipes.
En su libro, Blair escribió: "Saber si Donald Trump hubiera tenido el mismo éxito con otro nombre es una pregunta fascinante".
Poco imaginaba la escritora que, 16 años después, esa misma pregunta iba a generar tanto interés.
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