Monos, pollos, delfines y otros animales que defendieron la bandera de EEUU en la guerra de Irak
Publicado por Justin Case
República Insólita
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Todo el mundo pensó que se trataba de una broma de mal gusto. Pero todo el mundo se equivocaba. Cuando Conzoleezza Rice (interpretada por Thandie Newton) comentaba en la película ‘W’ al personaje de George W. Bush (al que daba vida en la pantalla Josh Brolin) que Marruecos contribuiría a la guerra de Irak con un ejército de 2.000 monos, fueron muchos los espectadores que pensaron que se trataba de una patraña. Una simple gracieta del siempre controvertido Oliver Stone, en el ‘biopic’ que llevó al cine en 2008 del que fuera presidente de Estados Unidos. Pero no…
El cometido de los primates sobre el terreno era bien sencillo: detectar las minas terrestres. Los fans de la entrañable Jane Goodall que estén leyendo en este artículo seguramente se habrán sentido muy dolidos con esta noticia. Y no es para menos. Muchos macacos que habitaban la cordillera del Atlas marroquí fueron reclutados por el ejército de Marruecos para luchar contra Sadam Hussein en Irak. Entrenados por un criador y acompañados de un escuadrón de 9.000 soldados, esta peculiar tropa puso rumbo al territorio donde, según el primogénito de la saga Bush, seguro encontrarían las terribles armas nucleares.
Muchos mantienen que se trata de un simple bulo, pero el caso es que el rumor ha saltado de un espectáculo a otro por las artes escénicas estadounidenses y, después de Oliver Stone, el actor Will Ferrell también lo incluyó en la obra de teatro en la que él mismo parodiaba a George W. Bush. Sobre la palestra, el que fuera presidente de los Estados Unidos reconoce sin reparos que volvería a invadir Irak mientras compara la labor de los macacos en el terreno del combate con una fiesta de niños. “Sonaba bien y yo quería hacerlo”, comenta el émulo teatral de Bush asombrado consigo mismo por lo fascinante de la idea. Además, harían las delicias de los más pequeños…
El problema, como explicaba Ferrell haciendo las veces del exmandatario tejano, es que los monos con los que Marruecos quería contribuir a la ofensiva militar eran completamente salvajes. Resultaba complicado que acatasen las órdenes de sus superiores, igual que sucede con los típicos y adorables monos de Berbería, que hace tiempo colonizaron la parte más alta de Gibraltar procedentes de Marruecos y Argelia. Al parecer, que miles de turistas visiten el Peñón solo para verles se les ha subido a la cabeza y se han olvidado de quién manda. Tanto es así que, tras varias agresiones, las autoridades se han visto obligadas a retirarle a alguno el pasaporte.
Pero volvamos al tema bélico, porque los monos han jugado un papel clave en alguna que otra contienda. Sin ir más lejos, en la Segunda Guerra Mundial el primer ministro de Reino Unido también reclutó a los macacos marroquíes para defender sus intereses. Para paliar la merma de monos cuando estos valientes perdieron su vida en la contienda, Winston Churchill no tuvo inconveniente en trasladar más ejemplares a Gibraltar. Al fin y al cabo, como augura el dicho, la Corona Británica perderá el control de este territorio el día que dejen de habitarlo estos peculiares inquilinos.
Otra fauna bélica
Los monos no son los únicos animales que tomaron partido en la guerra de Irak. Fueron varias las especies que reclutó la armada norteamericana para combatir en diferentes frentes. Porque George W. Bush no solo se sacó una guerra de la chistera, sino que además fue el encargado de montar un circo en el país. “Sin animales , históricamente, la guerra tal como lo conocemos habría sido simple y llanamente imposible“, mantiene Dennis Showalter, profesor de historia en la Universidad de Colorado.
Además del perro, fiel compañero del hombre en múltiples tareas, o el caballo, que también utilizan las fuerzas de seguridad en distintas ciudades del mundo, otros animales cuyas capacidades desconocíamos también cumplieron como patriotas y defendieron la bandera estadounidense. Entre ellos los pollos, que tenían la misión de detectar un posible ataque químico por parte del ejército rival. Muchos fueron los que dieron su vida en el campo de batalla, por lo que tuvieron que llegar las palomas para reemplazar a estos aguerridos combatientes y advertir de un posible ataque imperceptible para el ojo humano.
Y mientras los macacos marroquíes detectaban las minas en la superficie terrestre, en el mar los delfines, con su poderoso olfato, daban caza a los artefactos explosivos. El ejército estadounidense encomendó a una tropa de leones marinos instalar detectores para controlar a los buzos enemigos, así como para recuperar el armamento extraviado en las profundidades del océano.
Como era de esperar, las asociaciones defensoras de los derechos de los animales alzaron su voz contra todas estas tropelías de la armada yanqui, pero poco le importó a George W. Bush. Tal y como escenificó Will Ferrell, lo único que quería el presidente estadounidense era divertirse un rato.
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