El ama de casa que batió un récord masculino de ciclismo
El récord de la hora está considerado como uno de los mayores desafíos del ciclismo; los ciclistas se fuerzan física y mentalmente hasta el límite.
La mejor marca de mujeres fue establecida en 2003 por Leontien Zijlaard-van Moorsel con 46,065km.
Pero hay otro récord fijado hace casi 50 años y que aún sigue vigente: el de 12 horas de mujeres.
Y esta proeza fue obra de Beryl Burton, un ama de casa británica.
El 17 de septiembre de 1967, en el Campeonato del Reino Unido de Ciclismo Contrarreloj, Burton, de 30 años, pedaleó durante 12 horas y recorrió 446,19km por carreteras y caminos rurales de la región de Yorkshire, en el norte de Inglaterra.
Eso supone una marca de 37,18km por hora.
Y lo que es más notable: aquel día ella batió el récord mundial masculino. Tuvieron que pasar otros dos años hasta que un hombre logró superarla.
Un caramelo de anís
Denise Burton-Cole, su hija, cuenta la historia: "las mujeres salieron dos minutos después que los hombres, pero mi mamá alcanzó al campeón, Mike McNamara".
"Le dio un poco de vergüenza hacerlo porque era algo que no se había visto nunca, realmente".
"Así que, mientras avanzaba llevaba unos dulces en su bolsillo, le ofreció uno de anís a Mike y pasó de largo".
"Pensar que siguió y batió el récord de hombres aún me pone la piel de gallina".
Amateur
Su régimen de entrenamiento era simple: fortalecer la parte central de cuerpo con el duro trabajo manual en una granja de ruibarbo y pasar horas sobre el sillín, recorriendo en bici unos 965km por semana a través de los valles de los Yorkshire Dales.
"Es un récord impresionante que permanece hoy. Le tomó un montón de entrenamiento, así que me pregunto si alguna vez será superado", dice Burton-Cole.
Burton rechazó numerosas ofertas para volverse profesional y se mantuvo como amateur a lo largo de su carrera, en casa, en la carretera o en la pista, aunque las pruebas de tiempo eran su especialidad.
Hazaña nunca vista
Sus hazañas como ciclista son fenomenales: siete títulos mundiales, 96 nacionales, y el premio a la mejor ciclista británica por 25 años consecutivos la avalan como la más grande ciclista británica de la historia.
Desafortunadamente, no tuvo la oportunidad de coronar su carrera con una medalla olímpica ya que el ciclismo femenino fue admitido en los Juegos Olímpicos en 1984, cuando Burton tenía 47 años.
1967, el año de su récord, fue probablemente "el mejor año y el que estuvo más en forma de toda su vida", según le contó en su momento la propia ciclista a la BBC.
Su marca de las 12 horas se sumó a su último título mundial, conseguido unas semanas antes.
"Fue un récord codiciado", dice el comentarista de ciclismo John Liggett.
"Si hubiera sido otro deporte, por ejemplo un astro del fútbol metiendo tres goles contra Brasil, habría salido en las portadas de los diarios".
"Hasta donde sé, nunca se había hecho algo así, tampoco en el resto del mundo, que una mujer batiera un récord de hombres en deportes".
Competencia familiar
Los logros de Burton tuvieron el apoyo de su marido Charlie, quien la introdujo en el ciclismo en el Club Morley y se convirtió en su mecánico de carreras, chofer y niñero de la hija de ambos.
Y fue inevitable que Denise Burton-Cole también se volcara a la bicicleta.
"Nací en el ciclismo, literalmente", dice.
"Si no iba en mi bici, no iba a ninguna parte porque no me llevaban en el auto".
Madre e hija compitieron entre sí en varias ocasiones y en 1975, en el Campeonato Nacional, Denise superó a Beryl para alcanzar su primer título.
En el podio, su madre rompió las reglas de la etiqueta ciclista al negarse a estrechar su mano.
"No creo que supiera por qué lo hizo", contó Burton-Cole. "Si estuviera viva ahora, no creo que lo supiera. Ella quería ganar desesperadamente y yo le gané, se lo tomó muy mal".
Enfermedad infantil
Pero los logros de Burton son aún más impresionantes teniendo en cuenta que de niña sufrió de fiebre reumática y le recomendaron que no hiciera esfuerzos físicos.
Vivió su vida pedaleando y murió montada en su bici en 1996, cuando le falló el corazón mientras repartía invitaciones para su cumpleaños número 59.
"Tuvo una enfermedad de pequeña que le afectó (tenía una frecuencia cardíaca muy baja en reposo) y le dejó una cicatriz en el corazón. Nunca dejó de esforzarse. Fue muy triste", dice su hija.
Muchos piensan que Beryl nunca tuvo el prestigio que merecía y que hubiera tenido probablemente de haber sido hombre.
Pero recientemente ha resurgido en Reino Unido el interés por su historia, que fue llevada a la radio y al teatro.
En vida, Burton nunca exhibió su enorme colección de trofeos y guardaba sus bicicletas en el sótano de su casa.
"Era muy humilde y no alardeaba", cuenta su hija.
Pero con este reconocimiento tardío "se habría sentido orgullosa y honrada".
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