domingo, 21 de octubre de 2007

Capturaron a secuestradores de un perro en Colombia


Capturaron a secuestradores de un perro en Colombia

Aldo estuvo un mes en poder de plagiarios

BOGOTÁ [EFE]. La normalidad ha regresado a la vida de Aldo. Está de nuevo en casa tras aproximadamente un mes de cautiverio. Ahora mueve la cola sin saber que su liberación tenía como precio 700 millones de pesos (unos 350.000 dólares). El pastor alemán fue encontrado el viernes por la noche en una clínica veterinaria del norte de Bogotá, Colombia, y su secuestro es ahora parte del pasado.

La historia de Aldo no se diferencia mucho de cualquier plagio común y corriente, salvo porque es un perro. El diario "El Tiempo" informó que los captores negociaron el caso como si fuera el de una persona e incluso enviaron a la familia propietaria pruebas de supervivencia como fotografías del animal encadenado y grabaciones con ladridos y aullidos para advertir que así lloraba el perro en las noches.

Al parecer el can fue sedado con tranquilizantes y llevado en una bolsa . "No se llevaron nada más. Iban por alguien de la casa o directamente por el perro", declaró una fuente policial.

Los desconocidos dejaron a Aldo en la clínica veterinaria. Los propietarios de ese centro sanitario de animales llamaron a la policía y la dueña lo identificó.

"A la hora exacta, un hombre llegó con un paquete de papel periódico en el que había varios millones de pesos. Tras unos minutos, dos personas se le acercaron y le dijeron que venían por el encargo y que horas después le harían llegar el paquete, ya que no lo llevaban consigo", señaló el diario "El Tiempo".

Una vez entregado el dinero, los policías encubiertos trataron de detener a los plagiadores, pero los delincuentes desenfundaron armas y abrieron fuego, y tras un intercambio de disparos los plagiadores fueron detenidos.

Los delincuentes habían entregado el perro a la veterinaria ese día para que le dieran un baño y tenían previsto regresar por la tarde. Al parecer, después del intento de rescate decidieron no regresar por él.

Ahora Aldo respira tranquilo, mueve la cola y se olvida de su mal rato.

Tomado de El Comercio

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