El empresario mexicano de Kidzania que se hizo rico haciendo que los niños jueguen a trabajar
Cuando el empresario mexicano Xavier López Ancona era niño, soñaba con ser presidente.
Puede decirse que su sueño se cumplió.
Como fundador y presidente del parque temático infantil Kidzania, dirige una serie de mini ciudades instaladas en distintas partes del mundo con lenguaje, dinero y reglas propias.
Estos parques, inspirados en el mundo real, ponen a sus visitantes niños a trabajar imitando roles de adultos. A cambio, reciben Kidzos –la moneda de este mundo de fantasía– que pueden gastar en juguetes o experiencias mientras están allí.
Los niños pueden desempeñar una gran variedad de empleos, desde recolector de basura, a dentista hasta bombero.
Y escogen entre una multitud de sitios de trabajo, incluyendo quirófanos, cabinas de aviones, restaurantes, estaciones de radio y teatros.
Las ciudades mismas imitan a sus contrapartes del mundo real, pero con una diferencia: todo tiene dos tercios de su tamaño normal.
Gran negocio
Cobrar para que los niños puedan imitar la rutina diaria de los trabajadores ha sido un éxito sorprendente.
Desde el primer parque abrió sus puertas en Santa Fe, a las afueras de la capital mexicana en 1999, el negocio se ha expandido rápidamente.
En la actualidad hay 21 parques temáticos en 18 países, y las últimas cifras disponibles, las de 2014, muestran que más de 42 millones de personas han visitado uno de ellos.
La facturación anual de la empresa es de alrededor de US$ 400 millones en todo el mundo y emplea a unas 2.000 personas en México. Otras 9.000 personas están involucradas con la empresa.
Irónicamente, López, de 50 años de edad, no tenía planes de iniciar su propio negocio, y él mismo no tiene hijos.
Un mundo mejor
Su ambición, sin embargo, es adecuadamente presidencial.
Como lo sugiere el lema del parque, "Prepárate para un mundo mejor", su esperanza es que el mundo en miniatura que ha creado ayudará a preparar a los niños para un mundo más socialmente responsable y menos corrupto, que ofrezca igualdad de oportunidades para todos.
"Creo que los niños merecen un mundo mejor", asegura, indicando que Kidzania promueve creativamente la libertad de ser feliz.
Eso es un gran reto para un parque temático infantil.
Los críticos alegan que el modo en que la compañía vincula cada puesto de trabajo a una corporación del mundo real va en dirección contraria a ese ideal. Los niños en el parque no hornean cualquier pizza: es pizza de Domino's. Vuelan American Airlines y abren una cuenta bancaria con HSBC, por ejemplo.
Las marcas mismas se denominan oficialmente "patrocinadores" y pagan por su presencia en el parque.
Forzar el conocimiento de marcas en niños tan pequeños y cobrarles por el privilegio es, según algunos, demasiado consumista.
López rechaza esto, argumentando que esas asociaciones hacen que las ciudades sean más realistas. Además, indica, las empresas pueden compartir sus conocimientos específicos de la industria.
Agrega que el parque sólo replica lo que el niño ya experimenta todos los días en la calle y en su casa.
La crítica no ha impedido la rápida expansión de los parques temáticos.
Sin embargo, cuando el mejor amigo de López, Luis Javier Laresgoiti sugirió que abrieran un jardín infantil basado en el juego de roles, en un principio rechazó la idea. Él era feliz en su trabajo en una firma de capital privado y no tenía planes de irse.
No obstante, Laresgoiti persistió. Juntos idearon a Kidzania.
La inversión
Financiar una propuesta de negocios en México a finales de la década de 1990 no fue una tarea fácil.
Con el país todavía recuperándose de los efectos de la crisis financiera, no había apoyo gubernamental disponible.
El dúo inicialmente dedicó todos sus ahorros en el proyecto, pero esto no fue suficiente para que este despegara. A continuación, recurrieron a un amigo y uno de los seis hermanos de López para una mayor inversión, pero de nuevo se quedaron sin dinero antes de que pudieran abrir el parque.
Sólo tuvieron dinero para inaugurar la primera sede del proyecto cuando decidieron vincularse con las empresas, las cuales estuvieron de acuerdo en pagar por su presencia en el parque.
Casi inmediatamente empezó a rendir buenos resultados. Sus previsiones iniciales de 400.000 visitantes se duplicaron en los dos primeros años.
Sin embargo, en 2004, su socio decidió dejar el negocio y mudarse a Estados Unidos. López dice que su partida fue uno de los mayores desafíos que ha enfrentado, pero es un problema del que no quiere a hablar.
El hermano de López entró como nuevo inversor y socio. Después de un intento fallido de llevar el concepto a Estados Unidos, volvieron su mirada a Asia, un movimiento que resultó ser el punto de inflexión para el negocio.
Expansión rápida
Para hacerlos viables económicamente, decidieron operar todos los parques internacionales como franquicias.
En 2006, eligieron a Tokio como su primer mercado en el extranjero, ya que López dice que Japón es visto como un pionero de las modas por otros países asiáticos.
Su apuesta resultó correcta y disparó un rápido crecimiento en toda Asia con más franquicias en países como Malasia, Tailandia y Filipinas.
Su primer parque europeo fue en Lisboa, pero desde entonces la compañía se ha ampliado aún más con la apertura de su parque en Londres el año pasado.
"Kidzania Londres nos ayudará a crecer más rápido en Europa", dijo, añadiendo que están en negociaciones para llegar a Francia e Italia.
En última instancia cree que el mundo tiene espacio para 80 Kidzanias, cuatro veces su número actual.
¿Por qué cree que su idea ha sido tan popular?
"La idea inicial era buena, pero hay millones de ideas que nunca llegan a nada. Creo que lo que ha sido decisivo es nuestra gente.
"Nuestro producto es nuestra gente", indica, apuntando que su mayor orgullo es hacer posible que los niños imaginen que son bomberos, médicos o reporteros.
Martha Rivera-Pesquera, responsable de marketing en el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE), ubica la razón del éxito de la compañía en la popularidad del llamado "edutainment", la mezcla del entretenimiento y la educación.
Rivera puntualiza que el concepto resulta atractivo a los padres ambiciosos y a las escuelas, así como a los niños.
"También es novedoso y original", asegura, opinando que el hecho de que no hay juegos de video o violencia hace que sea el primero de su tipo en todo el mundo.
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