martes, 10 de febrero de 2015

¿Cuál es la mayor humillación en el deporte?

¿Cuál es la mayor humillación en el deporte?

El registro oficial del partido entre Royal Kituro y Soignies, la diferencia más abultada que se conoce en rugby.
Suele pasar. Una tarde de un día cualquiera del año puede ocurrir algo tan inesperado que queda registrado en la historia del deporte.
Son victorias aplastantes o derrotas humillantes.
Esto fue lo que pasó en la máxima división de rugby en Bélgica el pasado fin de semana, en la que el equipo Royal Kituro anotó 56 tries o ensayos y convirtió 38 conversiones para vencer 356 a 3 al Soignies, que sólo pudo celebrar un gol de campo.
Los aficionados presentes en el campo contaron que los jugadores de Soignies no intentaron detener a sus rivales en todo el partido.
La explicación es que ante el retraso del árbitro del partido la mayoría de los jugadores y el mismo entrenador de los Soignies se fueron del campo pensando que se había cancelado el partido.
Pero no fue así, lo que dio lugar a un resultado "catastrófico" como reconoció el presidente del Soignies, Guy Calomme.
Soignies, que aventaja a Kituro en la tabla por un punto, está apelando el resultado.
¿Es está la mayor humillación en el deporte?
BBC Mundo recuerda otros duelos dispares que han permanecido vigentes con el paso del tiempo.

Australia 31-0 Samoa Americana

Un partido de fútbol que tiene el honor de tener su propia entrada en Wikipedia.
El portero Nicky Salapu no encuentró consuelo durante el partido.
La diferencia quedó en evidencia entre ambos cuando el conjunto australiano, confiado por las derrotas que había sufrido Samoa Americana 13-0 y 8-0 en los partidos previos, decidió jugar con tres futbolistas de 15 años.
Archie Thompson había anotado 12 goles antes del primer disparo de Samoa Americana en el minuto 86. Luego agregaría uno más y David Zdrilic completaría la victoria más abultada jamás registrada en el fútbol internacional.
Tras el partido el portero de Samoa Americana, Nicky Salapu, reconoció que había quedó tan traumatizado por el resultado que se puso a beber alcohol sin control, hasta que un día un partido jugado en la PlayStation de un amigo entre Australia y Samoa Americana le ayudó a recuperarse. Está demás decir que allí el marcador quedó favorable a su selección.

El escocés volador

Es prácticamente imposible que una diferencia similar pueda repetirse en la Fórmula Uno del siglo XXI, por lo que la exhibición de Jim Clark en el Gran Premio de Bélgica de 1963 tiene prácticamente asegurado su lugar en la historia.
Además de ser el mejor piloto, Jim Clark también contaba con el mejor auto, el Lotus. En la foto lo vemos en acción durante el Gran Premio de Mónaco de 1964.
El piloto escocés a bordo de su Lotus aprovechó las terribles condiciones climatológicas para distanciarse en el liderato hasta sacarle una vuelta de ventaja al resto de los competidores.
Sólo Bruce McLaren pudo recuperar la vuelta perdida, pero el margen de la victoria de Clark fue de cuatro minutos y 58 segundos en el circuito Spa-Francorchamps, que para la época tenía una longitud de 14,1 kilómetros.
Teniendo en cuenta que el mismo trazado moderno supera apenas los siete kilómetros, la diferencia lograda por Clark equivaldría a una victoria de Lewis Hamilton con más de dos vueltas de ventaja sobre su inmediato perseguidor.

Siempre en Roland Garros

Hay dos finales en el Grand Slam de París en la que no dio tiempo al público de entrar en calor.
Steffie Graf ganó los cuatro torneos Grand Slam y la medalla olímpica (foto) en 1988.
En 1988, la tenista alemana Steffi Graf venció a la entonces soviética Natasha Zvereva 6–0 6–0 en tan sólo 34 minutos confirmando su superioridad en el tenis femenino ese año.
Graf lamentó años después no haber dejado a Zvereva ganar uno o dos juegos, pero lo cierto es que la tenista alemana estuvo intratable en 1988, ganando los cuatro Grand Slam del año, además de la medalla de oro olímpica.
En Roland Garros sólo cedió 20 juegos en siete partidos, nueve de los cuales fue contra la argentina Gabriela Sabatini en semifinales.
Rafael Nadal sólo cedió cuatro juegos en la final de Roland Garros en 1988 contra Roger Federer.
En 2008 no hubo un récord, pero la victoria de Rafael Nadal sobre Roger Federer 6-1 6-3 6-0 significó la primera vez que el tenista suizo entregó un set sin ganar un juego en nueve años.

El espectáculo de Secretariat

Tal vez haya sido el caballo más influyente en la historia del hipismo en Estados Unidos, hasta el punto que su figura fue portada en tres de las más prestigiosas revistas estadounidenses -TimeNewsweek y Sports Illustrated- en la previa a la última prueba de la triple corona, el Belmont Stake.
La hazaña de Secretariat quedó inmortalizada con una estatua en el hipódromo de Belmont Park.
Secretariat había ganado las dos primeras carreras agenciando un tiempo récord en ambas -todavía vigente-, lo que desanimo a muchos de plantarle cara.
Sólo cuatro caballos fueron testigos de la exhibición de Secretariat, que cruzó la línea de meta con una ventaja de 31 cuerpos bajando en más de dos segundos el tiempo de la distancia de 2.400 metros (144 segundos).

Georgia Tech 222-0 Cumberland

Pudo ser que ocurrió en otra época, pero no por eso deja de ser menos impactante.
Fue un hecho de estar en el lugar y momento equivocado.
La universidad de Cumberland había parado su programa de fútbol americano para el año 1916, pero se enfrentaba a una cuantiosa multa si no se presentaba a jugar.
Obligado a cumplir con el compromiso, las autoridades universitarias escogieron a 14 estudiantes para salir al campo, lo que dio lugar al mayor "festín" que pudo tener equipo alguno.
La diferencia fue tan abismal que Georgia Tech no le permitió a Cumberland avanzar 10 yardas en ninguna de sus acciones ofensivas.

Brasil 1-7 Alemania

No fue el marcador más abultado de un Mundial, ese honor todavía le pertenece a la victoria de Hungría sobre El Salvador en 1982 (10-1), pero sí fue la derrota más humillante jamás sufrida por Brasil en una Copa del Mundo.
Fernandinho y todo Brasil desearían borrar lo que ocurrió en el estadio Mineirao de Belo Horizonte.
También fue la victoria más clara en una semifinal del máximo torneo del deporte más popular del planeta.
Lo ocurrido la noche del 8 de julio de 2014, que quedó bautizado como elMineirazo en referencia al estadio de Belo Horizonte, nunca será olvidado.
Porque además del marcador fue la forma en la que Brasil capituló ante la superioridad alemana, que iba ganando 5-0 antes de las media hora de partido tras anotar cuatro goles en un lapso de sólo seis minutos.
El postrero gol de Óscar no sirvió para apaciguar los ríos de lágrimas que inundaron cada rincón del país.

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